viernes, 5 de septiembre de 2014

La vida es sueño y los sueños, sueños son~

Soy de esas personas que extrañamente sueñan todos los días. Desconozco el motivo, pero me he tomado la libertad de preguntar a casi todos mis conocidos respecto al tema y la mayoría me contesta que soñar no es algo indispensable y por eso, no lo hacen a menudo. Me deja con demasiadas cosas en qué pensar.
Cuando era pequeña, hace quizá algunos años, tuve la genial experiencia de tener un sueño lúcido. Estos sueños se caracterizan porque en ellos tú tienes consciencia que estás soñando y puedes hacer lo que quieras. Recuerdo que yo me puse a volar por toda la calle y el sueño terminó cuando me despedí de la gente que me acompañaba, es decir, desperté por voluntad propia. Al principio, no le tomé mucha importancia al hecho, pero ahora hago todo lo posible para lograrlo de nuevo.
Redescubrí un mundo donde lo imposible se hace realidad por lo menos, algunos instantes.
Soñamos, señores. Particularmente siento que cuando sueño, despierto cansada. Las energías que gano mientras duermo, las pierdo en mis aventuras oníricas. Pero, qué mejor que despertarte recordando que eras un piloto de karts o que le confesabas a alguien lo que sentías. Es que, el mundo de los sueños bien utilizado, podría ser hasta el "borrador de tu vida real".
Hace un par de días me volvió a pasar algo extraño: Tuve conciencia de que estaba soñando, pero no hice nada extraordinario. Otro dato interesante de los sueños lúcidos es que se dan mayormente en niños y adolescentes. Una razón más para no querer crecer.
Mi madre me dice que yo busco soñar y que algún día no despertaré. No sé si tenga razón, pero soñar me desconecta del estrés del mundo. El aburrido día termina con una travesía aleatoria donde se pone en evidencia el subconsciente, el lado más oscuro de nuestra existencia.
Anoten sus sueños. Lo hago cuando despierto, para no olvidar nada. Pero, eso sí, no se les ocurra dejar sus sueños donde otros puedan leerlos y malinterpretarlos. Ya me ha pasado y no es buen panorama.
Algunas anécdotas que he sufrido en el mundo paralelo a los que somos sometidos por el cansancio fueron horribles, como la vez que me dispararon cuatro veces. Sin embargo, hubo sueños buenos: cuando puede enmendar un error de verano o cuando soné con algunos familiares fallecidos y me dijeron que todo marchaba bien. Claro que, soñar con asuntos que no entiendes también tiene lo suyo: perros desfigurados, colegios militares, laberintos... infinitas posibilidades. Incluso, hace algún tiempo, un profesor me comentó que soñó con un crimen y que iba a investigar si realmente se había cometido un asesinato como lo reveló el extraño universo al que entró en su siesta. Soñar es etraordinario.
Dejaré una página donde se puede encontrar a detalle la explicación del mundo onírico, así como testimonios y algunos ejercicios para sucumbir al placer de viajar dormido: El Club de los Onironautas.
Y aquí un audio descargable para tener sueños lúcidos: Sonidos de un arroyo. Se debe escuchar con audífonos, cuando estés a punto de dormirte. No tiene mensajes subliminales, ya lo probé.
Bueno, eso sería todo. Dulces sueños.